El mundo de las formas
Deslumbra la cortesía,
No así el mundo de las formas,
de aspectos parapetados en arrogancias
con huraños misántropos de imágenes
Protocolarias y narices respingadas
Deleitan las galas y las solemnidades,
Las buenas maneras y la voz melodiosa
también la estampa del menesteroso
El caudal de experiencias que emanan de sus rezongos
Y la límpida mirada que esconde su deterioro.
Extasían el silencio y la serenidad
Y se embeben en algarabiíllas de mercaderes
Las voces que cantan ofreciendo siluetas
Para escudar nuestras miserias que atosigan
El noble fluir de la vida.
Maravilla ser modelo y ejemplo dignificante
Sin dar la espalda a los desamparados
Que viven en detrimento de la sociedad
y muchas veces fastidia su cercanía,
se les ve por encima del hombro
escupiendo las ultimas gotas de vino
y degustando un estupendo Caviar.
Llena de gozo, el disfrute del yantar
Que alimenta la carne, y aviva el alma
mientras los indigentes se cubren el rostro
Cuando los soberbios les dan la espalda
Y esconden su apariencia insociable
Desanidando el palacio que tienen por coraza
Para menguar los cargos de conciencia.
Hay que celebrar la altivez del hombre,
Aun con su cuello sucio, porque alza su voz privilegiada
Abroquelándose con versos y notas musicales
y tiñendo lienzos de arco iris
Porque su hechura es la estampa del Dios mismo,
Hecho hombre que habita en las almas nacidas
Para Alabar y cantar al amor y vivir con el y en el.
Leyla Torres ©
25 de abril del 2011
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