Ando y desando la tierra
En busca del principio del ovillo
Que desenrrolle la nudosidad
donde se teje la vida, su fuerza
creadora, su alfa y omega.
Oyendo y desoyendo, quimeras
silabas y sonidos de campanas
Que retañen en el alma, al unísono
con el sueño que deleita la mente
cuando se escucha la conciencia.
En silencio declaro la ley de amor
Troquelada con el privilegio del dolor
y el fragor de las batallas del ser,
en las vicisitudes del destino y percibo
La intensidad colorida de renacer.
Escucho los gritos del blanco y el negro
Opuestos, que me dan el equilibro en la
Gran cruzada del existir, me fortalecen
Y activan en mi lengua el sabor de la palabra
Atesorada en el código de la razón.
Leyla Torres ©
17 de junio del 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario